A priori puede parecer que las scale up y las startups son modelos similares de negocio. No obstante, si observamos las características de cada uno podremos encontrar algunas diferencias entre estos dos conceptos.
De hecho, el propio nombre de ambas ya nos da algunas pistas sobre estas diferencias, pues startup significa literalmente “puesta en marcha” mientras que scale up significa “aumentar proporcionalmente”.
Como podemos observar, las startups ponen el foco en las primeras fases del desarrollo de un proyecto y las scale up en hacerlo despegar del todo y lograr que su negocio sea escalable.
Si existe algo de confusión entre estos términos es porque tienen muchos elementos en común, siendo el que más los diferencia su nivel de desarrollo. Podemos considerar a la scale up el siguiente paso de desarrollo de la startup. Es decir, cuando una startup está asentada en el mercado y quiere continuar con su desarrollo será cuando empecemos a hablar de scale up.
La Organización para el Comercio y el Desarrollo Económico (OCDE) fija este momento cuando la startup aumenta su facturación o número de empleados un 20% anualmente durante 3 años y están en ciertos rangos mínimos de facturación anual (+1M), es en este punto cuando se empieza a considerar scale up.
El proceso de cambio de una startup a una scale up suele conllevar grandes retos y supone un gran cambio para las empresas.
En el entorno español cada vez son más los proyectos que logran desarrollarse y madurar. Según datos de Dealroom, existen más de 300 empresas que ya han dado el salto hasta convertirse en scale up, por lo que estamos ante un entorno con bastantes ejemplos de que las diferentes startups tienen posibilidades para crecer y desarrollarse. En concreto, podemos hablar de nombres como Globo, Letgo o Cabify, entre otras.
Todas las scale up empezaron como startups, pero no todas las startups conocen cómo convertirse en scale up o tienen el potencial para ello. De hecho, puede darse el caso de que una startup no quiera dar este salto y continuar desarrollándose. Ello es debido precisamente a algunas de las diferencias que existen entre ambos conceptos.
Por regla general, las startups que buscan expandirse ya saben que, tanto su modelo de negocio como su producto o servicio, funcionan bien en el mercado, por lo que quieren avanzar al siguiente nivel llegando a otros mercados.
Este nivel de desarrollo requerirá, entre otras cosas, una mayor inversión tanto en capital económico como en capital humano. Es por ello que el organigrama de la startup y los puestos de trabajo que lo componen serán muy diferentes a los de una scale up. En esta última, deberá existir una estructurada más rígida y las funciones de cada miembro del equipo tendrán que ser muy claras.
Llegados a este punto, las scale up suelen tener especialistas en diferentes áreas que se dedican a ellas en exclusiva. Aunque exista interacción entre departamentos, ya no encontraremos personas multifunción como ocurría en las startups.
En este sentido, las startups tienen más margen de improvisación, tanto en este último factor como en su modelo de negocio. Las scale up, en cambio, deben tener todo mucho más medido, incluyendo una estrategia de negocio que contemple hasta el más mínimo detalle. Ello es debido a que tienen mucho más que perder, pues su inversión de capital es mayor.
Por último, es necesario hacer especial hincapié en el aspecto de la gestión, que será una de las principales diferencias entre ambos conceptos. Este aspecto cambiará de manera significativa a medida que la empresa crezca y se expanda. Frente al modelo de gestión de las primeras etapas, que se dirige a un pequeño equipo de personas, en una scale up existirán incluso diferentes departamentos dentro de la empresa.
Esto implicará aprender mejor cómo gestionar dichos departamentos y cómo mantener una conversación fluida con todos ellos. Una mala gestión es sinónimo de desmotivación y de una disminución de la productividad por parte de los empleados, lo que finalmente puede acabar con un proyecto.
Es por ello que, sin duda, uno de los grandes retos de dar el salto de una startup a una scale up será saber adaptarte al mayor tamaño de la empresa y poder gestionar equipos mucho más grandes.
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